27 dic 2010

A que no puedes probar solo una...



Le llamaba tanto la atención, le gustaba la forma en que se vestía, sobretodo cuando vestía esa falda con tela militar y los aretes largos... Sabía que era menor que ella, no jugaba para su equipo y además, tenía novio. Pero esos "detalles" no importaban cuando se acercaba a ella y platicaban, el entendimiento era mutuo y los flirteos no se hacían esperar: "Que bien te queda esa falda, tu ropa está muuuy padre" "Muchas gracias, cuando quieras te llevo al lugar donde la compré".

Cualquier día, hora, clase, lugar eran idóneos para los coqueteos, primero, eran notitas "amistosas", después invitaciones al sushi, hasta llegó el momento en el cual Bugagirl le ponía crédito al celular de Asaltacunas con tal de que le mandara mensajes a la hora de dormir. Asaltacunas sabía lo que estaba haciendo, lo que estaba desencadenando en Bugagirl...

Los abrazos de hola y adiós eran cada vez más prolongados, las pláticas más largas y los besos de despedida más cercanos a la comisura de los labios. Cuando Asaltacunas convivía con ella, se sentía consentida, mimada, protegida, cuando Bugagirl le hacía cariños sus pensamientos volaban, su cuerpo reaccionaba, el calor la invadía, el deseo creciente que despertaban en ella esos labios rosas la hacían sentirse culpable por dos razones muy importantes: La primera, Asaltacunas tenía pareja; la Segunda, Bugagirl era Buga (jeje) y con novio...

El resultado se veía venir, pasaban más tiempo juntas, siempre haciéndose cariños, dándose detallitos, la oportunidad se presentó, el departamento de Asaltacunas se quedaba sin roomies por una noche... No lo pensó dos veces, sabía lo que tenía que hacer...